jueves, 26 de mayo de 2016

-Alto, ¿a quién busca vuestra merced?

  -Alto, ¿a quién busca vuestra merced? - me preguntó.
  -Traigo carta de presentación para el prior -respondí.
  Avisó el guardián a un mozo que atendía la portería, el cual corrió presto a buscar al portero.
  -Tome asiento vuestra merced mientras aguarda -me dijo amablemente el guardián-, que ya me ocupo yo del caballo.
  En el amplio y austero recibidor no había más mobiliario que un recio banco en el cual me senté. Reinaba una gran quietud entre aquellas adustas paredes de piedra, bajo los techos altísimos.

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