domingo, 18 de junio de 2017

La anciana llegó al comienzo de la tarde y se sentó en el banco...


La anciana llegó al comienzo de la tarde y se sentó en el banco estrecho de una sala del museo, frente a un pequeño óleo de Velázquez al que comtemplaba fijamente, casi sin  moverse. Una horas después, poco antes de las ocho, una empleada del museo se acercó a decirle que era la hora del cierre. La encontró con los ojos abiertos, el bastón entre las manos, la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado y muerta.
La empleada declaró que, sobre las cinco de la tarde, había hablado unos minutos con ella. Recordó que, entre otras cosas, le dijo que había ido al museo del Prado para ver aquel cuadro antes de morise...


miércoles, 14 de junio de 2017

-¿No has escrito nada sobre la muerte?


  -¿No has escrito nada sobre la muerte? Si yo fuera escritora no escribiría de otra cosas. Me obsesiona. Cuando vivía en Marruecos vi morirse a mucha gente. Había una niña que iba todas las tardes a la plaza que había delante de mi casa a jugar al pincho. Era la que mejor jugaba de todos. Una de esas tardes, mientras estaba sentada en un banco con sus amigas se le acercó un perro con rabia y la mordió. Creo que tuvo una muerte horrible. ¿Tú has visto a alguien morirse?
  -A mi hermana chica.
A Cora le cruzó por la cara un nubarrón de vergüenza.
  -Perdón -dijo mordiéndose el labio de abajo.
 -Qué va, no pasa na, casi no me acuerdo de ella.
  No era verdad...

lunes, 5 de junio de 2017

Conforme me acercaba...


   Conforme me acercaba, pude contemplar con mayor detalle a los personajes de aquella casi égloga pastoril. Parecían tan relajados y felices, entre flores, bancos y fuentes, que habría jurado que aquel era el reducto inmaculado de una vida de contemplanción bucólica que, para mí, había pertenecido hasta entonces al ámbito de la utopía.

jueves, 1 de junio de 2017

La pareja, sin embargo, avanzó sin demasiados poblemas;


La pareja, sin embargo, avanzó sin demasiados problemas; Roger, cerca del escarpado borde, Holmes a centímetros de la pared del acantilado con el chico aferrado a su brazo. Después de un rato, la senda se ampliaba a un punto en el que había un mirador y un banco. Aunque Holmes pretendía continuar hasta el final, porque solo podía accederse a las pocetas durante el día (ya que la marea nocturna se tragaba toda la orilla), el banco parecía de repente un lugar perfecto donde descansar y conversar...
...Lllegaron a una lomas situadas en la orilla norte del estanque, donde, más allá de los límites del jardín, un río cercano y las lejanas colinas proporcionaban una hermosa vista. Había una roca cerca que habían colocado para que hiciera de banco natural, ya que su mitad superior estaba pulida y aplanada. Holmes y el señor Umezaki se sentaron para disfrutar de las vistas del jardín.