-Mirad esos bajorrelieves
– le dijo mostrando a la joven una pesada lápida de mármol medio
enterrada-.¡Valía la pena levantarse tan pronto! Además, como os
había dicho –añadió Felipe escrutando el horizonte- sabemos que
a esta hora estaremos solos. ¿Quién iba a venir a buscaros aquí?
-Venid a sentaros junto
a mí –le invitó Gabriella señalando el banco de piedra donde
había encontrado acomodo-. Querría hablaros.
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