Aquella carta le habló a Cosette de un hombre de naturaleza apasionada, ardiente, generosa, honrada; le dió a conocer el inmenso dolor que provocaba en ese joven y la esperanza de ser correspondido.
Al anochecer bajó al jardín y se sento en el banco.
Volvió la cabeza. Era él.
(Los Miserables)
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