De cuanto sucedió, de lo que fuimos juntos,
solamente recuerdo
el olor a madera mojada de aquel banco
la gaviota extraviada en el paseo
una tarde, ya cerca del final,
un transeúnte a quien no conocía
y al que no he vuelto a ver -quizá era yo-,
unas pocas palabras
no muy reveladoras. Cosas rotas, dispersas:
no sé qué significan.
Todo cuanto ocurrió se encierra en ellas,
aunque ahora resulte indescifrable.
(La vida, y la memoria,
son breves y arbitrarias: operan
como símbolos).
Las trampas del tiempo.
José Cereijo
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