- ¿Y que podrías hacer tú que no hayan hecho las autoridades?
- ¿Y que tú que no hayan hecho las autoridades? - Celsa se sentó en un banco de piedra, con la mirada fija en el fuego-. Aunque dieras con él, eso tampoco nos lo traería de vuelta.- Metió la mano por debajo del largo delantal y hurgo entre los pliegues de sus faldas. Extrajo un pañuelo y se lo llevó a sus ojos-. Ahora tenemos otros problemas.
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