...Sentado en un banco releo por enésima vez Por el camino de Swann, de Marcel Proust, y así se va desvaneciendo la tarde.
Difícil, imposible concentrarme en la lectura. Comienzo a obsesionarme con la perfección deseable, exigible, de mi primer homicidio, vuelvo a repasar mentalmente los pasos previstos, No contemplo ningún error, no puedo fallar. Saldrá todo bien, me digo y repito en voz bajo como si estuviera hablando con mi álter ego, y convoco una vez más a la muerte, la invito a sentarse en mi banco, a mi lado. Acude como si estuviera esperando mi llamada...
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