lunes, 10 de agosto de 2015

Había una chimenea tiznada de hollín...


Había una chimenea tiznada de hollín, y un sillón de cuero delante de unas enormes ventanas con forma de arco en la pared adyacente. Si uno se subía al oscuro banco de madera y miraba a través de los cristales sellados con plomo, podría distinguir un patio donde dos leones de cobre montaban guardia sobre sus desgastados pedestales, contemplando el cementerio construido en el valle que estaba más abajo.

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