domingo, 24 de mayo de 2015

Te doy mi palabra...



Te doy  mi palabra, Mario, pero cada vez que te veía al solazo en el banco de enfrente de casa, con un periódico que entonces me empezaste a gustar, ya ves, yo creo que por eso, pensaba, "ese chico me necesita y debe ser muy apasionado", que me hacía ilusiones, fíjate, sin fundamento, de acuerdo, pero a mí, y te hablo con el corazón en la mano, me hubiera gustado tener que pararte alguna vez los pies...

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